miércoles, 6 de agosto de 2014

¡ADIOS, PROGRESIVIDAD, ADIOS!

El Gobierno del Estado español nos sorprendió recientemente con una reforma fiscal masiva que aplicará a partir de 2015. Nos lo venden como la panacea, el no va más, la merced que nos hace un Estado "en recuperación" para que tengamos más dinero en el bolsillo. Pero, ¿es realmente así? Vamos a analizar cómo va a afectar a las trabajadoras y trabajadores esta reforma.

Rebaja en el mínimo exento: las rentas inferiores a 12.000 euros anuales quedarán exentas de tributación, corte que antes se encontraba en los 9000. Esto es positivo, pero insuficiente ya que estamos hablando de rentas que sólo se encuentran ligeramente por encima del salario mínimo interprofesional actual y con las que una familia sobreviviría con extrema dificultad.

Reducción en los tipos y reducción en la progresividad: se reduce el porcentaje retenido en todos los tramos fiscales. Esto podría haber sido un acierto si se hubiera hecho respetando el principio de progresividad que debe regir en el impuesto sobre la renta. Esto significa que las rentas pequeñas deben pagar un porcentaje menor que las rentas más altas. Aunque siguen siendo más altos los tipos aplicables a las rentas superiores, la reducción es proporcionalmente más alta para ellos, de modo que en aumento de su renta disponible es mucho mayor. Si los más ricos tienen más dinero en el bolsillo, ¿eso ayudará a la economía? La respuesta es no. No se dedicará al consumo, por lo que no ayuda a que los comercios tengan mayores ventas o se recaude más a través de IVA. No, esa renta se destinará en su mayor parte a la especulación. Benefician más a los que más tienen.

Otros cambios que nos perjudicarán: se aumenta el tipo impositivo para las ventas o donación de viviendas antiguas, pagar un alquiler nuevo (contratado después de enero de 2015) no generará deducción, aportar más de 8000 euros a planes de pensiones también tributará.

No olvidemos que este mismo gobierno subió la tributación por IRPF al principio de su legislatura, prometiendo que sólo duraría un año pero que se extendió durante tres ejercicios. Ese gobierno estatal que llevaba en su programa electoral la no subida de impuestos. Parece que esta reforma sea tan sólo una maniobra electoralista, en vistas a las cercanas elecciones, esperando que nadie se acuerde de las subidas de impuestos y brutales recortes anteriores.

En conclusión, se trata de una reforma insuficiente, electoralista, que premia a los más ricos con más generosidad que a quienes obtienen rentas menores. Desde SOA reclamamos un marco aragonés de relaciones laborales y protección social y espacio socioeconómico aragonés, que nos permita establecer nuestras propias reglas de juego y potenciar los derechos sociales y laborales que, poco a poco, nos han ido arrebatando.

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