Negocio
y ética ¿dos conceptos irreconciliables? ¿Es utópico pensar en
compañías que, sin perder de vista su cuenta de resultados, actúen
según criterios socialmente responsables?
Trabajar
en equipo, con honestidad, con transparencia, sabiendo motivar,
emprender... Sólo una empresa española está presente en el listado
de “Empresas Socialmente Responsables", un terreno que poco a
poco, tenemos que ir cultivando.
Una
Empresa
Socialmente Responsable
establece como principales estándares en su cultura
organizacional, la ética, la moral, y todo lo que se
refiere a valores. Tiene como directrices en acción la dignidad
humana, el bien común, el principio de la subsidiaridad, la
participación social, el principio de la solidaridad, la calidad de
vida, el cuidado del medio ambiente, el desarrollo humano, la
transparencia y el desarrollo científico y ético.
Una empresa es
realmente mejor cuando además de lograr sus objetivos
empresariales, aporta beneficios a sus colaboradores, a sus
proveedores, a las familias de sus trabajadores, a su
entorno, al medio ambiente.
La
ética y negocio, tienen que ser compatibles. La crisis que vivimos
ha despertado muchas conciencias y ahora creemos que otro tipo de
empresas es posible. Cualquier tipo de empresa tiene que ser
rentable, porque no debemos vivir de subvenciones o ayudas, sino que
tenemos que ser capaces de generar ingresos por nuestro volumen de
negocio. Se debe tener en cuenta siempre primero al cliente y sus
necesidades y no el dinero que esto puede reportar.
Si
pensamos en el pequeño zapatero, panadero o tendero de nuestro
barrio, esto es fácilmente apreciable. Es fácil pensar que este
trabajador va a valorar la viabilidad del negocio, si este crea a su
alrededor un entresijo de vecinos amables y fieles a el, los cuales
valoren su trabajo y sean fieles consumidores de el. El bien común
de su pequeño tejido local sea igualmente el bien de sus grupos de
contacto, sus clientes, o sus compañeros de trabajo.
Sin
embargo, en las grandes empresas, inmersos como estamos en la
globalización, esto se ha perdido. Las grandes empresas y
multinacionales no tienen ese contacto directo con sus clientes y no
valoran la co-relación de cercanía con sus clientes y/o
trabajadores.
Ideas
y ganas hay. Es cuestión de tiempo y de aunar esfuerzos para
conseguirlo. Hemos de tener en cuenta que un trabajo mas humano,
difícilmente vendrá de las multinacionales, ocupadas solamente en
ganar más y más dinero. Es una utopía pensar que las empresas se
mueven por criterios de utilidad social. Nuestra propuesta, es que
las empresas se muevan por la honestidad, la confianza, la
solidaridad y el compartir, la empatía... El fin de una empresa ha
de ser el bien común y no su mantenimiento como unidad de negocio.
El
dinero ha pasado de convertirse en un medio a convertirse en un fin.
Las reglas del juego legales, están fomentando y propiciando más
bien las debilidades y las deficiencias humanas como la avaricia, la
avidez, la irresponsabilidad, la desconsideración y el egoísmo,
como primer valor.
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