El
23 de Abril es el Día de Aragón. Lo es desde hace siglos, porque
una cosa es la Autonomía actual y otra la voluntad colectiva de
seguir siendo Pueblo. Por eso mismo, debemos denunciar los ataques a
nuestro autogobierno perpetrados por el Estado español a distintos
niveles.
La
soberanía es un camino que debemos recorrer. Las políticas
restrictivas que emanan de Madrid empobrecen nuestros recursos,
oportunidades y sueños: en los últimos meses hemos sufrido la
coerción de los límites presupuestarios, la anulación de
convocatorias de oposiciones autonómicas o la degradación del
servicio ferroviario Teruel-Zaragoza, entre otros muchos ejemplos. La
sombra del Pacto del Agua y sus macropantanos sigue acechando el
país. El vacío demográfico como lacra que no se puede resolver con
el actual estatus colonial que sufrimos.
Necesitamos
mayores cuotas de autogobierno aragonés. Es la única forma de
defender nuestros derechos sociales o colectivos, de proteger la
calidad de los servicios públicos, de garantizar las herramientas
para conseguir un cambio de modelo social y económico, donde el
pueblo trabajador aragonés pueda decidir por sí mismo el camino a
seguir, alejándonos de la dependencia político-restrictiva que
emana del Gobierno central. Catalunya y Euskadi nos señalan el
camino a seguir.
Las
instituciones aragonesas deberán tener capacidad legislativa sobre
todas las competencias que signifiquen la gestión de nuestros
recursos, ya sean naturales, económicos o culturales. Mientras
estemos sometidas, no podremos ejercer nuestra soberanía, que como
pueblo nos pertenece. La decisión depende de nosotras.
Un
ejemplo claro de soberanía es la regulación de las relaciones
laborales propias a través del Marco Aragonés de Relaciones
Laborales y Protección Social, es necesario que el Gobierno aragonés
tenga capacidad legislativa plena e instrumentos de intervención y
participación para determinar las normativas sociolaborales,
desarrollar las políticas activas y pasivas de empleo, la formación
profesional y asimismo, establecer con las aportaciones de
trabajadores y trabajadoras y empresariado un Sistema Público de
Salud con capacidad normativa y garante de una política social
universal para la ciudadanía aragonesa.
Para
dotarnos de las mejores herramientas posibles, hace falta que el
pueblo aragonés sea sujeto protagónico en la toma de decisiones.
Eso significa que hay que democratizar todas las instituciones al
máximo. En ese sentido, apostamos por
que la figura del Chustizia
d’Aragón sea la
manifestación institucional de ese empoderamiento soberanista. Por
ello, apostamos por su renovación y ampliación de funciones,
exigiendo que la ciudadanía aragonesa pueda elegirlo por sufragio
universal.
Aragón
es mucho más que tradiciones, historia, fueros o lenguas. Es una
nación con derecho a decidir sobre su territorio, para mejorar la
vida de las personas en todo cuanto les afecta –soberanía
alimentaria, vivienda, educación, sanidad, renta básica, energía-
y sin distinciones.
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