El curso escolar 2022-2023 ya está aquí y desde el grupo de SOA Educazión realizamos unas consideraciones que sobre todo inciden en la principal novedad para nuestras aulas: la implementación de la nueva ley educativa (la denominada LOMLOE).
En Aragón ya se han publicado los respectivos currículos (Orden ECD/853/2022, de 13 de junio, en Infantil; Orden ECD/1112/2022, de 18 de julio, en Primaria; Orden ECD/1172/2022, de 2 de agosto, en Secundaria; y Orden ECD/1173/2022, de 3 de agosto, en Bachillerato). Una vez más, el profesorado de todos los niveles y etapas debe apresurarse a realizar cambios, actualizar metodologías, cargarse de unas tareas que deberían tener mucha más previsión.
La LOMLOE igual que la LOMCE empodera la escuela-mercado. Es una tendencia que se ha acentuado en las últimas décadas. Cada vez se presta más atención a los gurús neoliberales o a la OCDE, por no hablar del entrismo de empresas privadas como Google o Amazon.
El docente y divulgador Pascual Gil hizo un ajustado análisis en redes sociales de esta intencionalidad ideológica: la palabra “gestión” o “gestionar” aparece 139 veces en el decreto de la ESO. La LOMLOE plantea unos valores neoliberales muy sutiles, orientados a crear un ciudadano-empresa, que tenga espíritu emprendedor o iniciativa.
Para SOA, el currículo es excesivamente utilitarista, tiene escaso sentido crítico y fortalece el dirigismo metodológico. Mucho lenguaje de autoayuda y apelaciones a la productividad y el liderazgo. La calidad educativa no equivale al porcentaje de aprobados. Parece que al Gobierno central solo le interesan las estadísticas que afean las comparativas.
Al final, el curso 2022-2023, vuelve a tener espacios escasos y precarios, ratios desproporcionadas, mantenimiento de la triple red educativa, aumento de la carga burocrática para el docente, etc.
¿Para qué sirve la escuela? Parece una pregunta fácil de responder pero no hay consenso al respecto. Desde SOA Educazión defendemos la escuela como lugar de emancipación a través del aprendizaje, la socialización y la justicia social, frente a las que plantean un espacio que reproduzca las relaciones de dominación. El sistema educativo no puede seguir limitándose a unas escuelas vagamente coordinadas por una ley, un currículum y una serie de recursos mejor o peor articulados por el territorio.
Los retos siguen ahí, encima de la mesa, en una sociedad que ve, como crisis tras crisis, las desigualdades siguen aumentando, se cronifican, y la precariedad laboral ha venido para quedarse. Por ello defendemos valores y principios que apelen a la interseccionalidad del aprendizaje, la inclusión social y la emancipación personal.
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