En su momento ya lo avisamos. La familia Pini traería problemas a la comarca de La Llitera. Dejaron su rastro en Hungría y Polonia, pero al Lambanato le dio igual, así que les facilitó todo para construir un macromatadero en Binéfar.
Problemas legales y judiciales que envolvían la gestión de estos empresarios lombardos y que el Gobierno de Aragón conocía perfectamente. Durante la pandemia, en pleno confinamiento, fueron denunciados por no facilitar las medidas preventivas suficientes en su empresa Litera Meat, que llegó a tener a un 25% de la plantilla afectada por la COVID-19.
Hace unos días, dos miembros de esta familia terminaban en prisión por "presuntos" delitos de agresión sexual y contra los derechos de las trabajadoras. El rastro delictivo de los Pini demuestra que no todo vale en el buenismo capitalista.
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