Os damos traslado de la entrevista que ha salido en HERALDO DE ARAGON, donde nuestro Bozero Nazional cuenta su experiencia como parado y su lucha diaria para sobrevivir. Además de su experiencia personal, la periodista P. Figols, informa de su actividad sindical pero en ningún momento se nombra a nuestra organización sindical...
Lo importante para SOA es que la voz del obrerismo no colaboracionista ha salido en un medio tan "supuestamente" conservador como es Heraldo, de lo cual nos alegramos profundamente, y además de que la población de nuestro País vaya tomando conciencia de la problematica real que los "sindicalistas" de verdad sufrimos por defender los intereses de la clase trabajadora.
Os damos traslado de la entrevista integra publicada en HERALDO.
Emilio Anadón Ponz, zaragozano de 48 años, ha trabajado 30 años de protésico dental, un sector en el que no había paro. Está desempleado desde abril. Tras pagar el alquiler y la pensión de sus hijos, le quedan 150 euros para pasar el mes.
Hasta hace poco, Emilio Anadón Ponz, zaragozano de 48 años, trabajaba de protésico dental. "Metía muchas horas y tenía un sueldo decente, 1.500 o 1.600 euros. He estado 30 años trabajando para distintos laboratorios haciendo prótesis dentales. Nunca había estado parado". Eso era antes de la crisis. En 2008 le despidieron de su empresa. En 2009 y 2010 ha conseguido empleos temporales para cubrir bajas. Está en el paro desde abril.
Emilio tiene dos hijos de 14 y 9 años de su primer matrimonio, y está casado en segundas nupcias con una mujer colombiana (que está en su país arreglando los papeles para poder venir a España). "Ahora cobro 1.050 euros del paro, les paso 500 euros a mis hijos, pago 400 de alquiler y el resto es para sobrevivir. Me invitan los amigos a comer o a tabaco, mi único vicio. Me he quitado el seguro de vida, Imagenio, los vermús, el ternasco y la ternera? Mi dieta es ahora cerdo, pollo, arroz y garbanzos, lo más barato del supermercado", cuenta su 'estrategia' de supervivencia.
Su profesión no era vocacional. "Estaba estudiando 2º de BUP y mis amigos ya trabajaban y podían ir al cine, comprarse cosas. Yo quería ser como ellos. Dejé los estudios y cogí el primer trabajo que encontré", recuerda. Así empezó su carrera de protésico dental. Años después, hizo un examen de homologación de la DGA para obtener el título equivalente a un grado superior de Formación Profesional.
"En nuestro sector no había paro, ni siquiera en momentos de crisis anteriores. Siempre había trabajo. Ahora estamos algunos mayores de 45 años en el paro y muchos jóvenes que acaban de estudiar y no encuentran empleo. La gente ha dejado de ir al dentista por la crisis. Han bajado mucho las intervenciones por estética pero también los tratamientos funcionales. Hace seis o siete años, cuando trabajaba tantas horas, no podía ni imaginarme que esto fuera a explotar así", comenta Emilio.
Hace un año, se casó en Colombia, pero su mujer no puede venir a España porque en el consulado todavía no han tramitado su permiso. Mientras la espera (y la echa mucho de menos), Emilio envía currículums y busca trabajo de cualquier cosa. "Pero no me han contestado de ningún sitio, salvo del Salud. Me dijeron que podía hacer algún curso para poder entrar en su bolsa de empleo. Pero los cursos cuestan más de 100 euros. A ver si algún amigo me puede prestar dinero", comenta.
"Ahora me dedico a andar mucho, llevo currículums a las empresas, dedico muchas horas a mi sindicato, ayudo a otros parados que están peor que yo, escribo cartas de amor a mi mujer y disfruto de mis hijos todo lo que puedo", cuenta.
Intenta transmitir optimismo, pero es difícil. "Siempre he sido muy positivo. Ahora estoy hundido. No veo solución a corto plazo. Las medidas que aprueba el Gobierno van en contra de los trabajadores. ¿Dónde están los brotes verdes?", pregunta. A Emilio es fácil verlo en una concentración o en un acto de solidaridad. "Me gusta estar activo, sentirme vivo. No hay que encerrarse en casa", asegura.
En el futuro, cuando sus hijos sean mayores, les gustaría vivir con su mujer en Colombia, pero el futuro está muy lejos. Lo inmediato es encontrar un trabajo. De protésico dental o de lo que sea.
Hasta hace poco, Emilio Anadón Ponz, zaragozano de 48 años, trabajaba de protésico dental. "Metía muchas horas y tenía un sueldo decente, 1.500 o 1.600 euros. He estado 30 años trabajando para distintos laboratorios haciendo prótesis dentales. Nunca había estado parado". Eso era antes de la crisis. En 2008 le despidieron de su empresa. En 2009 y 2010 ha conseguido empleos temporales para cubrir bajas. Está en el paro desde abril.
Emilio tiene dos hijos de 14 y 9 años de su primer matrimonio, y está casado en segundas nupcias con una mujer colombiana (que está en su país arreglando los papeles para poder venir a España). "Ahora cobro 1.050 euros del paro, les paso 500 euros a mis hijos, pago 400 de alquiler y el resto es para sobrevivir. Me invitan los amigos a comer o a tabaco, mi único vicio. Me he quitado el seguro de vida, Imagenio, los vermús, el ternasco y la ternera? Mi dieta es ahora cerdo, pollo, arroz y garbanzos, lo más barato del supermercado", cuenta su 'estrategia' de supervivencia.
Su profesión no era vocacional. "Estaba estudiando 2º de BUP y mis amigos ya trabajaban y podían ir al cine, comprarse cosas. Yo quería ser como ellos. Dejé los estudios y cogí el primer trabajo que encontré", recuerda. Así empezó su carrera de protésico dental. Años después, hizo un examen de homologación de la DGA para obtener el título equivalente a un grado superior de Formación Profesional.
"En nuestro sector no había paro, ni siquiera en momentos de crisis anteriores. Siempre había trabajo. Ahora estamos algunos mayores de 45 años en el paro y muchos jóvenes que acaban de estudiar y no encuentran empleo. La gente ha dejado de ir al dentista por la crisis. Han bajado mucho las intervenciones por estética pero también los tratamientos funcionales. Hace seis o siete años, cuando trabajaba tantas horas, no podía ni imaginarme que esto fuera a explotar así", comenta Emilio.
Hace un año, se casó en Colombia, pero su mujer no puede venir a España porque en el consulado todavía no han tramitado su permiso. Mientras la espera (y la echa mucho de menos), Emilio envía currículums y busca trabajo de cualquier cosa. "Pero no me han contestado de ningún sitio, salvo del Salud. Me dijeron que podía hacer algún curso para poder entrar en su bolsa de empleo. Pero los cursos cuestan más de 100 euros. A ver si algún amigo me puede prestar dinero", comenta.
"Ahora me dedico a andar mucho, llevo currículums a las empresas, dedico muchas horas a mi sindicato, ayudo a otros parados que están peor que yo, escribo cartas de amor a mi mujer y disfruto de mis hijos todo lo que puedo", cuenta.
Intenta transmitir optimismo, pero es difícil. "Siempre he sido muy positivo. Ahora estoy hundido. No veo solución a corto plazo. Las medidas que aprueba el Gobierno van en contra de los trabajadores. ¿Dónde están los brotes verdes?", pregunta. A Emilio es fácil verlo en una concentración o en un acto de solidaridad. "Me gusta estar activo, sentirme vivo. No hay que encerrarse en casa", asegura.
En el futuro, cuando sus hijos sean mayores, les gustaría vivir con su mujer en Colombia, pero el futuro está muy lejos. Lo inmediato es encontrar un trabajo. De protésico dental o de lo que sea.
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