El Sindicato Obrero Aragonés
tiene dos almas, como su propio nombre indica. Un alma obrera, y un alma
aragonesa. Por cuestiones del destino ambas se abrazan siempre por estas
fechas, en una semana, celebramos el Día Nacional de Aragón (23 de abril) y
unos días después, el Día de la Clase Trabajadora (1 de mayo). Pero estas dos
almas luchan juntas, la lucha social se identifica con la lucha nacional.
Nuestro sindicato siempre ha dicho las cosas claras, no nos gustan los engaños
ni los pasteleos: sin soberanía no hay futuro. Si la clase trabajadora no
controla su destino, quedará pisoteada y subyugada a los intereses de la casta
(empresarial, española, burguesa, europea o multinacional). Si Aragón no decide
por sí mismo, desaparecerá, expoliado y ninguneado por los que nos oprimen.
El 23 de abril tenemos poco
que celebrar, los últimos años han sido negros, oscuros, para la clase
trabajadora aragonesa. El Día de San Jorge es una fecha importante, como nación
obrera e histórica, es un día para exhibir nuestra cultura, nuestras luchas.
Así fue en el pasado (manifestaciones por el autogobierno, contra los
trasvases, contra el saqueo). De un tiempo a esta parte, nuestro San Jorge está
herido y vapuleado. Las hordas españolistas lo tienen amordazado, secuestrado,
entre populismos baratos y banalidades garrulas. El pueblo aragonés es sabio,
sólo tenemos que despertarlo de su largo sueño.
La única lucha que se gana,
es la que no se abandona. Las gentes, pueblos y colectivos que llevan décadas
organizándose contra los grandes pantanos son un ejemplo en ese sentido. Por
eso este año, SOA quiere visibilizarlos, y apoyamos el manifiesto antitrasvase
que ha impulsado COAGRET, contra la mercantilización de los ríos, en contra del
nuevo Plan Hidrológico del Ebro. Ni Yesa, ni Biscarrués, ni Mularroya, ni
presas en el Bergantes. La represión es otro efecto colateral de esta lucha: la
causa de Los 8 de Yesa exige absolución plena. La mordaza española no nos
vencerá. Jamás pasarán.
La soberanía es la fuerza
del pueblo para decidir, sobre nuestros recursos naturales, económicos o
culturales. Artieda decidió vivir donde siempre, en su lugar. El movimiento en
defensa del aragonés lucha por la oficialidad, contra el etnocidio lingüístico.
El sindicalismo de clase se organiza para que las trabajadoras decidan, en su
empresa, sobre sus convenios, sus prestaciones o su jubilación.
SOA apuesta por
la ruptura con el Estado español, estableciendo un nuevo Marco Aragonés de Relaciones
socioeconómicas y laborales, en las que el trabajador controle y decida sobre
su vida, sin imposiciones y con dignidad. Luchamos por la República aragonesa,
poco a poco, aunando fuerzas, sabiendo que la historia nos dará la razón. La
decisión es nuestra, la autodeterminación también.
¡ENTALTO
ARAGÓN LIBRE, SOZIALISTA Y FEMINISTA!
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