Los trabajadores están pagando la crisis también con su salario y condiciones concretas de trabajo, además de con subidas de impuestos y precios y con recortes de derechos sociales y laborales.
Más horas de trabajo por menos dinero
Más horas de trabajo por menos dinero
El total que les cuesta a las empresas cada empleado baja por primera vez en la década mientras aumenta la jornada laboral y los salarios se estancan.
Pese al rechazo general a las palabras del presidente saliente de la patronal, Gerardo Díaz Ferrán, de que lo que había que hacer para salir de la crisis era trabajar más por menos dinero, la realidad, o al menos las estadísticas, le están dando la razón. Según la encuesta trimestral de coste laboral que ha publicado hoy el INE, el dinero que a las empresas les cuesta cada empleado ha bajado en el tercer trimestre por primera vez en la década al mismo tiempo que los salarios se han estancado y aumenta la jornada laboral, que de media y contando con los trabajadores a tiempo parcial, se va sobre las 35 horas semanales.
El coste laboral de las empresas se situó en 2.421,49 euros por trabajador y mes a cierre de septiembre, el 0,3% menos que en el mismo periodo del año pasado por la rebaja del sueldo de los funcionarios a partir de junio, tal y como se había adelantado hace cuatro días.
De dicho gasto, el coste salarial (que incluye salario base, complementos, pagos por horas extraordinarias y atrasos, todo medido en términos brutos) se situó en 1.779,27 euros por trabajador y mes, un escaso aumento del 0,1% frente al mismo periodo de 2009 y que en cualquier caso supone la subida más pequeña desde el año 2000, cuando se comenzó a elaborar el indicador. Además, hay que tener en cuenta que la inflación ha aumentado un 0,9% entre enero y septiembre, lo que supone la pérdida de poder adquisitivo de los empleados.
Por su parte, los costes no salariales disminuyeron el 1,5% debido principalmente al menor gasto en indemnizaciones por despido y en otras percepciones no salariales (desgaste de herramientas o adquisición de ropa de trabajo, entre otras).
Hasta ahora los costes laborales parecían comportarse de forma opuesta al resto de la economía. En plena crisis, subían a tasas aun muy superiores a las de los años de bonanza. El motivo era doble: el ajuste del empleo se realizó principalmente por los niveles más bajos, los contratos temporales y peor remunerados. Así, la media de los que quedaban en el mercado subía. Por otra parte, los costes laborales incluyen los pagos que realizan las empresas al indemnizar por despido, lo que también elevaba la factura laboral.
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