Desde el Sindicato Obrero Aragonés observamos con absoluta estupefacción el caos que está generando el ejecutivo aragonés en relación con este rebrote veraniego del COVID-19. Mientras el Gobierno Vasco ya ha declarado la emergencia sanitaria desde este lunes, con su Lehendakari ejerciendo de mando único en el territorio; en Aragón, da la sensación de que Lambán (PSOE) y sus socios de gobierno (PAR, Podemos y CHA), se encuentran desbordados y sin una dirección clara. No hay voluntad ni nadie con suficiente criterio dentro del Gobierno de Aragón.
Nos preocupa esta política de parchear, buscando un lavado de imagen o engañar a la población, como si fuéramos menores de edad. La Estrategia Aragonesa para la Recuperación Social y Económica hace aguas por todos los lados. La política de comunicación institucional es errática. Sólo podemos pensar en dimisiones y reestructuraciones a todos los niveles. Al final, ni la economía ni las personas se van a “salvar”.
Se les llena la boca con la cogobernanza y la gestión autonómica, pero son incapaces de asumir la coordinación entre instituciones o reforzar de manera eficaz el plan de protección civil. Los Servicios Sociales, tras años de recortes, tampoco están funcionando de forma adecuada. El ejemplo del ayuntamiento de Zaragoza es claro: no hay recursos y terminan siendo el voluntariado quien realiza las funciones de la administración municipal del PP-Cs.
Como organización sindical que trabaja en defensa de la mayoría social, la clase trabajadora, sólo nos queda seguir denunciando -tal y como hemos hecho ante Inspección de Trabajo por la apertura de tres festivos más en el comercio aragonés, por capricho del consejero Arturo Aliaga (PAR)- y trasladar a la gente el mensaje de que sin organización y compromiso colectivo, no cambiaremos esta cruda realidad. Siempre ha sido así.
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